El climaterio es una etapa normal o
fisiológica en la mujer que se caracteriza por una serie de cambios
morfológicos, funcionales y psicológicos causados por el cese de la
función ovárica. Es el paso del periodo fértil a la situación de reposo
ovárico. Comprende lo que denominamos premenopausia y menopausia, su
duración puede ser de 5 a 15 años.
Algunas mujeres viven el climaterio con
cierta ansiedad, preocupación y dificultad para llevar a cabo su vida
profesional y social. En estos casos es especialmente importante acudir
al ginecólogo para que a través de un completo chequeo le oriente sobre
cómo mejorar su calidad de vida durante esta etapa.
Es difícil saber cuando empiezan los
cambios debidos al envejecimiento del ovario puesto que es un proceso
que se realiza gradualmente; pueden pasar años hasta que pequeñas
alteraciones hormonales den una sintomatología clínica.
Llegó el tiempo de dejar atrás los comentarios negativos sobre la
menopausia. Hoy existen muchas opciones para hacer de ésta una gran
etapa en la vida de la mujer. Disfrutar es aquí y ahora.
Menopausia: Es un tema del que a pocas mujeres les
gusta hablar y que en casi todas produce, en mayor o menor grado, un
cierto temor. Es que el climaterio es una etapa en la vida de la mujer
frente a la cual surgen una serie de preguntas y en torno a la que
existen muchos mitos y prejuicios.
“El climaterio puede ser un excelente momento en la vida de las mujeres y
para eso, lo principal es que se diseñen estrategias de salud
individuales, de acuerdo a las necesidades y expectativas que cada una
tenga”, explica el doctor Marcelo Bianchi, ginecólogo y director del programa de Climaterio y Menopausia de CLC.
¿Se debe o no tomar hormonas? ¿Qué pasa con los huesos? ¿Se puede
revertir la mayor caída de pelo? ¿Por qué se producen cambios anímicos?
Junto al doctor Bianchi despejamos a continuación las principales dudas.
Menopausia y climaterio ¿Cuál es la diferencia?
La palabra menopausia se refiere a una fecha en concreto: la última vez que la mujer tuvo su menstruación. El climaterio, en cambio, se relaciona con los cambios que experimenta la mujer antes, durante y después de la menopausia.
“En promedio, en Chile, a las mujeres les llega la menopausia a los 50
años; esto quiere decir que en algunas ocurre pasados los 50 y en otras,
poco antes. De todas formas, sólo se habla de menopausia precoz cuando
ésta se produce antes de los 40. Así, aun cuando a los 41 ó 42 se
considera temprana y a esta edad tenga implicancias distintas y de mayor
severidad, no está fuera de los rangos de normalidad”.
En términos médicos, la menopausia se produce porque los ovarios dejan de producir hormonas femeninas
–estrógenos y progesterona–, que son sumamente importantes en la vida
de la mujer y que poseen receptores en distintas partes del cuerpo; así,
cuando dejan de estar presentes, se produce un deterioro gradual en
diversos órganos.
¿Sí o no a la TRH?
Si bien la Terapia de Reemplazo Hormonal (TRH) para
algunos resulta controvertida, el doctor Bianchi asegura que con los
tipos de hormonas que hoy existen y las dosis que se manejan, sus
riesgos colaterales han disminuido en forma importante. Eso sí, no todas las mujeres necesariamente deben consumirlas.
“No es obligatorio. Todo depende de cómo le afecta a la mujer este
proceso. Hoy existe un concepto inteligente que se basa en evaluar a
cada paciente, y de acuerdo a cómo ésta enfrenta la menopausia, plantear
distintos tipos de tratamientos; las hormonas son sólo una parte.
El planteamiento actual parte por definir las prioridades individuales
–es distinto el caso de una geóloga que necesita mantener una salud ósea
impecable porque anda arriba de los cerros, al de una actriz que
trabaja con su imagen–, y luego diseñar un “traje a la medida” para cada
una y una estrategia de salud por los próximos diez años”.
De bochornos y otros síntomas
Uno de los primeros síntomas de que se aproxima la menopausia es que la mujer comienza a tener ciclos más cortos (de 23 a 24 días), luego de lo cual viene una segunda etapa donde los ciclos son de 35 días o más.
“En esta etapa la mujer está menos fértil, pero no infértil, por lo que
quienes utilizan métodos de anticoncepción naturales deben ser
especialmente cautelosas pues es difícil saber con certeza cuándo se
ovuló”, advierte el doctor Bianchi.
Respecto de los síntomas, los bochornos suelen ser los más evidentes en una primera etapa. Estos se sienten como un calor que sube por el cuerpo hacia la cara, que dura alrededor de 5 minutos y que muchas veces es seguido de sudoración profusa,
lo cual resulta bastante molesto y es percibido incluso por las
personas que están alrededor. Son más frecuentes en la noche y muchas
mujeres, incluso, tienen que cambiarse el pijama, lo cual repercute en
su vida y la de su pareja, porque altera sus ritmos de sueño.
El ánimo es otro aspecto que se ve afectado. “No me soportan ni mis hijos… Ando peleando en el auto… Lloro hasta con los comerciales”, señalan las pacientes. Es porque la falta de estrógenos produce una mayor labilidad emocional;
esto es, andar más irritables y sensibles. “En esto también influye
cierta sensación de temor por entrar en una etapa distinta, donde las
mujeres pueden verse afectadas en términos de salud y donde hay también
un cambio en el ciclo vital y un fin de la maternidad, que sin duda es
algo que está al centro de su identidad como mujer”, agrega el
especialista.
Saludables por dentro (y por fuera)
Pese a que las enfermedades cardiovasculares suelen asociarse a la población masculina, junto
a la caída en los niveles de estrógenos –que son protectores de la
salud del corazón–, comienzan a aumentar los niveles de colesterol y la
resistencia a la insulina, por lo que el riesgo de las mujeres
se iguala al de los hombres. Por esto es importante vigilar la
alimentación y realizar un adecuado chequeo anual. “Los cambios
hormonales predisponen también a una mayor pérdida de calcio en los huesos,
lo cual puede producir osteoporosis, que aumenta el riesgo de fractura.
Esto es fácil de prevenir y asegurar una buena calidad ósea es nuestra
responsabilidad como médicos tratantes”, asevera el doctor Bianchi.
Respecto de otros síntomas, como cambios en la apariencia de la piel y
el pelo, el especialista afirma que en la actualidad existen
tratamientos específicos –cremas, fármacos, champús y otros–,
especialmente desarrollados para las mujeres a esta edad, que con una
adecuada indicación pueden ayudar a que la piel se vea más lozana y
frene la pérdida de pelo.
El Peso
La mayoría de las pacientes refiere que pese a comer lo mismo, sienten que están engordando, sobre todo en la zona abdominal (la temida “ponchera”) y un aumento en el volumen mamario. “Esto tiene que ver con una disminución del metabolismo basal
–energía que se gasta diariamente en vivir–, y por eso es importante
comer un poco menos (privilegiando la dieta mediterránea, con alimentos
bajos en grasas y altos en fibra dietética) y gastar un poco más de
calorías, por ejemplo, practicando algún deporte dos o tres veces por
semana. El ejercicio, además, contribuye a preservar la salud mental,
favorece la sexualidad y disminuye el riesgo de fracturas”.
Sexualidad Madura
Debido a la alta concentración de receptores de estrógenos en el aparato
urogenital, éste es uno de los centros que más afectado se ve con la
baja de hormonas, produciendo un cierto grado de atrofia. “Ello
se traduce en menor lubricación, menor elasticidad, más dolor en el acto
sexual, mayor probabilidad de infecciones y algún grado de molestia al
orinar. Con un adecuado diagnóstico y manejo, gran parte de estas molestias se pueden revertir”, asegura el profesional.
También la sexualidad cambia y está mucho más orientada a lo emocional
que a lo físico. A esta edad el atractivo tiene más relación con la
empatía, con sentirse querida y acompañada. “Los especialistas hemos
comprobado que aquellas parejas que mantienen una adecuada sexualidad es
porque han logrado un equilibrio entre cuatro parámetros: salud,
compromiso, intimidad y pasión”.
“El” Momento de la Mujer
Al contrario de las más jóvenes, que viven más agobiadas y llenas de responsabilidades, a esta edad las mujeres pueden comenzar a dedicarse más a ellas.
“En nuestra sociedad la mujer está siempre al centro de todo, pero hay
que enseñarles que en esta etapa les llegó su momento. Ello, en el
contexto de que son mujeres más seguras de sí mismas, que ya no hacen
las cosas porque tienen que hacerlas sino porque quieren hacerlas. Es
una etapa que puede ser tremendamente plena en sus vidas, con espacio
para sus hobbies o intereses postergados. Aprenden a pasarlo bien y se
atreven a pasar una tarde pintando, a practicar deporte o simplemente a
ir a la peluquería sin culpas. Eso es algo que nosotros tratamos de
inculcarles: si lo pasaste mal el miércoles, te perdiste el miércoles…
en el fondo, el mensaje es que no hay tiempo que desperdiciar”,
puntualiza el doctor Bianchi.
Climaterio
- Período de tiempo durante el cual la mujer pasa de la vida
reproductiva a la no reproductiva. En promedio se inicia a los 40 años y
se caracteriza por una disminución de la actividad ovárica,
prolongándose hasta la senectud.
Menopausia
- Fecha de la última menstruación en la vida de una mujer mayor de 40
años, y se hace alusión a ella cuando han pasado 12 meses sin que haya
presentado sangrado vaginal. De este modo, marca el fin de la vida
fértil de una mujer.
En Chile, en promedio, a las mujeres les llega la menopausia a los 50
años. Sólo se habla de menopausia precoz cuando ésta se produce antes de
los 40. Así, aun cuando a los 41 Ó 42 se considera temprana, no está
fuera de los rangos de normalidad.
Primeros Síntomas
Los principales síntomas o signos a corto plazo son:
- Ciclos irregulares
- Bochornos y sudoración nocturna
- Alteraciones en el estado de ánimo y disminución en el interés sexual
Posteriormente, se presenta:
- Sequedad vaginal
- Incontinencia urinaria
- Infecciones urinarias frecuentes
- Envejecimiento de la piel
Síntomas a largo plazo:
- Osteoporosis
- Enfermedades cardiovasculares
RESUMEN
La
experiencia de la menopausia es diferente para cada mujer y entre
mujeres de diferentes culturas o procedencias. La menopausia no es el
final de la vida, sino el comienzo de una etapa que ocupa casi la
tercera parte de la vida femenina; por otra parte, se plantea que el
climaterio no es el cese de la existencia, sino la etapa que deja
abierta las puertas al disfrute de una nueva forma que debe cursar
con menos tensión, con menos carga. Según los conceptos de salud,
salud mental y salud sexual de la Organización Mundial de la Salud,
nada puede impedir que la mujer climatérica sea capaz de ser mental y
sexualmente sana; por lo que el profesional de la salud debe estar
actualizado en todos aquellos elementos que redunden en un mejor
desempeño y en la expresión de la plenitud de las posibilidades
físicas, psíquicas y sociales de la mujer en esta etapa. En este
artículo se profundiza en los aspectos históricos y conceptuales del
climaterio y la menopausia, los elementos esenciales relacionados con
los principales síntomas y signos del climaterio, los factores de
riesgo en esta etapa, así como en la conducta terapéutica que se debe
tener en cuenta para su adecuado manejo, en la atención integral,
por los profesionales de la salud.
Palabras clave: Climaterio, menopausia, perimenopáusica, posmenopáusica.
ABSTRACT
The
experience of menopause for each woman is different and among women
of different cultures or origin. Menopause is not the end of the
life, but the onset of a stage occupying almost the third part of the
female life; by other hand, it is proposed that climateric is not the
final of existence, but the stage leaving open the doors for the
enjoyment of a new way that must to take place with less stress and
with less burden. According to the concepts of health, mental health
and sexual health from the World Health Organization, nothing may to
prevent that climateric woman be able to has a mentally and sexually
life; thus, the health professional must to be updated on all those
elements having an effect on a better performance and on the expression
of completeness of physical, psychic and social possibilities of the
woman during this stage. In present paper authors deepen in the
historical and conceptual features of climateric and the menopause,
the essential elements related to the main symptoms and signs of
climateric, the risk factors present in this stage, as well as the
therapeutical behavior to take into account for its appropriate
management in the integral care by the health professionals.
Key words: Climateric, menopause, perimenopause, posmenopause.
INTRODUCCIÓN
A
lo largo de la vida sexual de la mujer se pueden señalar etapas que
para algunas se convierten en eventos vitales de importancia: la
menarquia, la primera relación sexual, el embarazo, el parto y el
climaterio. Diferentes estudios realizados han demostrado que las
mujeres viven la menopausia según sus factores hereditarios, dieta,
estilo de vida, medio social y actitudes culturales.
Aunque
se usan de manera indistintas las palabras menopausia y climaterio,
no significan lo mismo. La primera se refiere a la desaparición
definitiva de la menstruación por un periodo aproximado de 12 meses,
producto del fallo de la función ovárica. Antes de los 40 años, su
aparición se denomina menopausia precoz.1,2
Climaterio
se conoce como el tiempo durante el cual se pasa de la vida
reproductiva a la no reproductiva. Según criterios actuales de la OMS
y de la Sección de Climaterio y Menopausia de la Sociedad Cubana de
Ginecología, publicados en el Consenso Cubano de Climaterio y
Menopausia, esto ocurre entre los 45 y 59 años de edad. Se inicia unos
años antes de la menopausia (perimenopausia) y se extiende unos años
después (posmenopausia). Otros estudios entienden por posmenopausia
todo el tiempo de vida de la mujer con posterioridad al cese de la
función reproductiva del ovario.3,4
El
climaterio es una etapa en la que la mujer puede vivir con menos
tensión, pues ya no tendrá el riesgo o temor del embarazo, no
requerirá métodos anticonceptivos, puede despreocuparse ya de la
planificación familiar, cesan las molestias menstruales, ha
disminuido la atención a los hijos, que se valen por sí solos, puede
compartir con los nietos y mostrarse como una adulta mayor, dispuesta
a disfrutar de su vida familiar, laboral y social a plenitud.
Según
los conceptos de salud, salud mental y salud sexual de la OMS, nada
debe impedir que la mujer climatérica sea mental y sexualmente sana.
Es por eso que se deben estudiar y recomendar todos aquellos
elementos que permitan la plenitud de sus posibilidades físicas,
psíquicas y sociales en esta etapa de la vida.
La
menopausia no es el final, sino el comienzo de una etapa que como ya
se planteó, ocupa casi la tercera parte de la vida femenina. En los
inicios del nuevo siglo, donde llegar a los 70 es algo cotidiano, el
climaterio debe ocupar el centro de atención. Por tal motivo con la
realización de este trabajo pretendemos profundizar en los elementos
conceptuales e históricos del climaterio y la menopausia que resultan
importantes para su adecuado manejo, en la atención integral, por los
profesionales de la salud.
Breve historia de la menopausia
El
hecho de que la mujer pierde su menstruación en un momento
determinado de la vida es algo perfectamente conocido desde la más
remota antigüedad. Ya en el Génesis se menciona la pérdida de la
impureza mensual y en los papiros egipcios se señala a las mujeres
menopáusicas como mujeres blancas, en contraposición a las rojas que
eran las que menstruaban. También Abraham, en el Génesis,
conocía el fallo de la reproducción cuando consideraba las pocas
posibilidades de descendencia en las parejas que tenían mucha edad.5
Hipócrates menciona en sus escritos el cese de las menstruaciones y Aristóteles en el año 322 a.n.e. describió en su historia Animalium que la menstruación cesa alrededor de los 50 años. En el siglo VI a.n.e. Aecio de Amida describe
que la menstruación cesa en la mujer en un periodo nunca anterior a
los 35 años y por lo común hacia los 50. Otros escritos coinciden con
esa etapa, como por ejemplo John Freind que en 1729 describió
que el cese de la menstruación se llevaba a cabo alrededor de los 49
años. Esto, ya de por sí señala que la edad de la menopausia que
muchos autores modernos creían que se iba haciendo más tardía, se ha
mantenido invariable desde tiempos remotos.6
Desde
entonces la edad de presentación de la menopausia no ha cambiado
significativamente. Esta se produce de forma fisiológica entre los
45-55 años de edad. El promedio de menopausia, en la mayoría de los
países que llevan registros de salud, es de 48 años. En Venezuela es
de 48,7 años ± 4,6 años al igual que en Cuba y en la mayoría de los
países de América Latina. En España según estudios, es a partir de
los 50 años.5,7
En
la literatura antropológica clásica, son escasas las referencias a
este umbral de transición. Las investigaciones han resaltado
fundamentalmente, la etapa fértil o la vejez, aunque aparecen algunas
menciones genéricas en relación con la capacidad de concebir o el
rol de la mujer dentro del grupo. Por ejemplo, hay descripciones
referidas a los iroqueses, pueblo de linaje matrilineal, donde las
"matronas", mujeres de edad madura, presumiblemente menopáusicas,
disponen de poderes considerables, en relación con las mujeres más
jóvenes, aún cuando no lleguen al ejercicio del poder político, ni a
la igualdad con los hombres en el proceso de decisión.8,9
Asimismo,
en las sociedades árabes las familias conforman un grupo fuertemente
jerarquizado, cuya autoridad reposa en el hombre. La mujer cumple un
rol subordinado y limitado a las tareas domésticas y a la
procreación hasta que finaliza su ciclo fértil. Este es el momento en
el cual, adquiere poder y predominio frente a las otras mujeres más
jóvenes de su familia, que quedan a partir de ese momento
subordinadas a sus decisiones.10
En
otras culturas, priman las concepciones sobre regulación y
equilibrio de fluidos corporales, o ideas de contaminación y pureza
que demuestran la presencia de tabúes en relación con la menstruación
que colocan a la mujer en situación de "peligrosidad" e impureza.
Tal es el caso de las mujeres amenorréicas Samo del África negra, que
en virtud de una concepción humoral hipocrática ligada a la teoría
frío-calor -que hace referencia al carácter esencial del elemento- se
les ubica en una posición escandalosa al asociarlas con los hombres,
ya que las mujeres sin sangre menstrual no producen por ellas mismas
calor, condición que consideran propia del ser femenino. Entre las
Ashanti, de Ghana, no solo son consideradas neutras, sino sin defensa y
en peligro permanente de muerte llegando al extremo entre las Nuer,
pueblo pastor del Sudán, de ser consideradas hombres y tener esposas.11,12
En
Taiwán las mujeres hacían referencia al sentimiento de exposición al
que se enfrentaban mientras tenían su periodo, a partir del cual se
generaban ritos de pureza e impureza. Era incorrecto permanecer
frente a los dioses o concurrir a los casamientos mientras la mujer
menstruaba, dado que el cuerpo se consideraba sucio y contaminante.13
Por
otra parte, en el pueblo Hazda, del norte de Tanzania, se atribuye a
las abuelas la supervivencia del grupo, ya que al no estar sometidas
a las exigencias energéticas y nutricionales del embarazo y
amamantamiento, son ellas quienes se dedican a la recolección de frutos
y a la alimentación de los pequeños en la aldea.8,14
Hacia
mediados de la década de los años 70, la medicina buscaba demostrar
el carácter universal del llamado síndrome menopáusico y sus
manifestaciones sintomatológicas. En este modelo los datos provenían
de poblaciones occidentales que concurrían a la atención clínica. Los
primeros trabajos interculturales, con una perspectiva opuesta,
planteaban la diversidad de síntomas y su correlación con las
influencias individuales y culturales en un contexto
socio-económico-político determinado.15
En
estudios realizados con mujeres, se reconoce la variabilidad y
dispersión en la percepción y experiencia de la menopausia con
relación a los significados socioculturales adscriptos a esta. Llaman
la atención respecto al lugar que ocupa el cuerpo en este proceso,
que no es siempre central ni prioritario para la mujer.16-22
Estas
primeras investigaciones que focalizaban las diferencias, a partir
del estudio de listas de síntomas e índices de actitud, comienzan a
plantear la inexistencia de manifestaciones sintomáticas en algunos
grupos.14,18,20
La antropóloga Margaret Lock
considera que los síntomas asociados con la menopausia, pueden estar
construidos culturalmente o basados en la genética. Es decir, pueden
ser biológicamente experimentados pero no percibidos o elaborados
culturalmente, o pueden no estar físicamente presentes, incluso no
ser reconocidos ni experimentados. Por ejemplo, la cesación de la
menstruación no es para algunas culturas el momento a partir del cual
la mujer considera que ha entrado en la menopausia. En Japón es
vista como un complejo conjunto de cambios fisiológicos ligados al
envejecimiento, entre los que puede encontrarse la amenorrea, pero la
mujer japonesa puede no haber menstruado por más de 12 meses y no
percibir el proceso menopáusico.14,21
Estos
estudios interculturales desafiaron también, la afirmación médica de
la existencia universal de una historia "natural de la menopausia",
al destacar que las mujeres de países no industrializados o de
sociedades tradicionales, tienen distintos patrones de fertilidad que
las expone a diferentes niveles hormonales; pero señalan que la
falta de sintomatología no es atribuible a diferencias endocrinológicas.
Beyene destaca que la mujer maya posmenopáusica tiene niveles
bajos de estrógenos y una desmineralización ósea que no se
corresponde con una alta incidencia de fracturas.14,18,20
Otros
estudios analizaron los cambios ocurridos en las creencias y
prácticas a partir del proceso de transición, en el pasaje de la
sociedad tradicional a la moderna, con la incorporación de
conceptualizaciones del modelo biomédico y la relación con los
cambios socioeconómicos, la modernización y la educación. Hace 50
años, en Taiwán, era común encontrar mujeres pobres manchadas de
sangre dado que no usaban ningún tipo de protección frente a las
pérdidas. Debido a los tabúes, enfrentaban los peligros de permanecer
manchadas en los ámbitos públicos. Todavía el tabú de concurrencia
al templo y el sentimiento de vergüenza y suciedad, permanecen
vigentes entre las mujeres mayores y pobres, a pesar de la influencia
de la modernización. Es por esto que la decencia simbólica y literal
recaía fuertemente en las mujeres ancianas menopáusicas.13,22-24
Estos
estudios, en la última década, reorientaron la investigación en
menopausia, hacia aspectos cualitativos que posibilitaran entender y
profundizar la comprensión de las diferencias y a la vez demostrar,
con datos etnográficos, que la experiencia de la mujer menopáusica
era captada de manera parcial por los modelos médicos o sus métodos
de comprensión.25
Pero
las consecuencias del envejecimiento ovárico se han estudiado en
todos los órganos y sistemas de la mujer. Los cambios demográficos en
la población mundial, específicamente en los países industrializados
y en vías de desarrollo, han conducido a un incremento sostenido de
la proporción de ancianos. Una vez controlados los problemas
ginecológicos neoplásicos, genitales y mamarios, la mujer se enfrenta
a más años de vida, pero con otros problemas no menos importantes
que el cáncer. La esperanza de vida se ha extendido, pero también ha
aumentado el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares,
osteoarticulares, y neurodegenerativas. Las investigaciones clínicas y
epidemiológicas indican que a partir de la menopausia, la mujer tiene
una especial vulnerabilidad por la insuficiencia ovárica propia del
climaterio. Un tercio de la vida de la mujer ocurre bajo esa
insuficiencia ovárica, cuando el envejecimiento se manifiesta de una
forma más evidente.26
En
las sociedades latinoamericanas también se ha acelerado el cambio
poblacional. En las décadas pasadas ha crecido apreciablemente la
proporción de personas mayores de 60 años, y en este grupo, es mayor
la cantidad de mujeres. El resultado general de este proceso es la
conformación de una población fundamentalmente adulta, con los
efectos que esto tiene en la modificación de las necesidades sociales
y el consecuente cambio en los roles y funciones de la mujer. Por otra
parte, la mayor longevidad femenina conlleva el riesgo de asociarse a
una mayor frecuencia de enfermedades crónicas. La discapacidad puede
representar una tragedia a escala personal, y un desafío para la
sociedad que debe proveer servicios de salud y de previsión
adecuados, en una marca biológica de vejez, donde se espera que la
energía decline y la salud se deteriore.25-27
CLIMATERIO Y MENOPAUSIA
El
climaterio es un acontecimiento fisiológico de la vida de la mujer,
que se manifiesta de una forma evidente en el aparato genital por la
pérdida de la función reproductiva, pero ese cambio incluye numerosos
procesos que ocurren simultáneamente en diferentes órganos y
sistemas. Los efectos de la insuficiencia ovárica son diferentes para
cada mujer, y las necesidades terapéuticas y preventivas son
cambiantes en función del tiempo transcurrido, sensación de bienestar
o malestar y medio ambiente. La preservación de la salud femenina es
un objetivo fundamental de la medicina. Cada mujer merece un análisis
pormenorizado de la totalidad de la historia clínica y estado de
salud, considerando la probabilidad de que el proceso de
envejecimiento requiere un tratamiento individualizado al margen del
hecho fisiológico menopausia/climaterio.28,29
Durante
el climaterio, sucede el último sangrado menstrual, al cual
médicamente se le llama menopausia. Este es el cambio de un estado
reproductivo a un estado no reproductivo.
Normalmente
se utiliza este término como calificativo para las mujeres, pero es
incorrecto, ya que la menopausia es solo un instante, en el cual
ocurre la última menstruación. El climaterio es una etapa de la vida,
que dura 30 años, y la menopausia es un momento que sucede
normalmente a la mitad de la vida.
La
menopausia es un estado fisiológico de la mujer, parte del proceso
natural de envejecimiento, caracterizado por el cese de la secreción
hormonal ovárica, dando lugar a cambios que afectan el aparato
urogenital, sistema cardiovascular y óseo. La Organización Mundial de
la Salud (Sistema Nacional de Salud, 2003) define la menopausia como
el cese permanente de la menstruación, tras un periodo de doce meses
consecutivos de amenorrea, sin otra causa aparente patológica ni
psicológica. Se reserva el término de perimenopausia para el periodo
de tiempo que precede a la última regla y los doce meses posteriores,
y posmenopausia para todos los años que siguen tras la última regla.30,31
Existen
tantos conceptos de climaterio como autores que estudian el tema,
por ejemplo: Crisis vital evolutiva en la vida de la mujer -procesos
corporales, emocionales, que coinciden habitualmente con la menopausia
o aparece a continuación de esta-. La crisis vital transcurrirá
para cada mujer de acuerdo con sus valoraciones culturales, su historia
familiar, su formación educativa, religión, moral y ética. Crisis
que resolverá cada una, de acuerdo con su historia personal y el entorno
social que la rodee y contenga en ese momento.
Paredes Pérez señala
que "el climaterio es una etapa de transición de carácter
involutivo, durante la cual desaparece la menstruación, se pierde la
capacidad reproductiva, se producen signos de desfeminización y
tienen lugar ciertos cambios psicológicos, todo esto como
consecuencia directa de la disminución progresiva de la función
ovárica".32
Marca
los límites que internacionalmente se han aceptado para esta etapa
de la vida, un ciclo que inicia a los 35 años y termina a los 65.
Climaterio viene del griego "klimakter", en latín "climacter" que
significa escalera, peldaño, escalón en la vida de una persona,
momento difícil de superar. Es una etapa del desarrollo humano que
marca la transición entre la edad adulta y la vejez. Por lo tanto, se
puede dividir de la siguiente manera: los primeros diez años (35 a
45) el climaterio temprano, los segundos diez años (45 a 55) el
climaterio perimenopáusico, y los últimos diez (55 a 65) el climaterio
tardío.31,33
Si
se entiende el climaterio como se menciona anteriormente, que es lo
aceptado por la Sociedad Internacional de Menopausia, se entenderá
que al menos los primeros años no está acompañado de ningún síntoma
en la mayoría de las mujeres. Esto no quiere decir que no se estén
dando cambios en el funcionamiento del organismo femenino que
desembocarán en la pérdida definitiva de la función de los ovarios;
son precisamente esos cambios, los que van a impactar al resto del
cuerpo.
Los
ovarios, contraparte femenina de los testículos, tienen como misión
la liberación de células (óvulos) para la reproducción, y por tanto
la perpetuación de la especie; acoplado a esta se encuentra la
producción de hormonas sexuales (estrógeno y progesterona) que
preparan el organismo para el proceso de la reproducción. Es por eso
que cuando los ovarios fallan se altera no solo el proceso reproductivo,
frecuentemente manifestándose como trastornos menstruales, sino que
modifica la influencia de las hormonas sexuales, especialmente
estrógenos, sobre el resto del organismo. Un ejemplo de esto es cómo
el esqueleto de jovencitas que pasan por periodos largos de ausencia
de menstruación se desarrolla menos que el de quienes no sufren ese
tipo de trastornos. Se comprende así que la producción de hormonas
por el ovario repercute en todo el organismo femenino, y la falta de
producción de estas impactará a todo el cuerpo.31,33
Signos y síntomas del climaterio
En
medicina son importantes los signos y los síntomas para llegar a un
diagnóstico de lo que sucede en el organismo, y desarrollar un plan o
ruta crítica de estudios para confirmarlo, que permita la certeza
del tratamiento adecuado. Dependerán entonces de la etapa del
climaterio en que se encuentre la mujer, los signos y síntomas que
manifieste. Una vez que los síntomas se presentan, lo que habitualmente
sucede en la segunda década del climaterio, llamado climaterio
perimenopáusico, se inicia la etapa temprana de la sintomatología
climatérica. Muchas mujeres (hasta el 80 % de acuerdo con
estadísticas estadounidenses y entre el 40 y 76 % de acuerdo con
estadísticas mexicanas) experimentan "bochornos", uno de los síntomas
más característicos de que se está perdiendo o se ha perdido la
producción hormonal en los ovarios. Estos bochornos, o un equivalente
como pueden ser episodios de sudoración nocturnos, pueden aparecer
aun antes de que desaparezca la menstruación, especialmente los días
previos a que llegue esta.31,33
Tanto
los bochornos como los episodios de sudoración, tienen como origen
un desajuste en el funcionamiento de las estructuras del sistema
nervioso, encargadas de regular el control de la temperatura y los vasos
sanguíneos, por lo que se han llamado cambios vasomotores.
Conviene
saber que aunque no todas las mujeres los padecen, estos trastornos
que la mayoría sufre, no tienen nada de imaginarios como popularmente
se ha dicho, y que se conoce mucho de lo que hay detrás de estos,
especialmente los niveles cada vez menores de estrógeno que alteran
el balance de los neurotransmisores. Aunque en algunas mujeres
desaparecen espontáneamente, se ha demostrado que al 80 % de quienes
los padecen les dura más de un año, del 25 al 50 % les duran cinco
años y al 25 % les siguen aquejando el resto de su vida, si no hacen
nada para corregirlo.33
Si
bien es cierto que ninguna mujer se muere de bochornos, estos
alteran significativamente la calidad de vida de quien los padece, y
si tiene vida de pareja, también su compañero y hasta su familia, se
ven afectados, ya que pueden alterar la calidad del sueño al
presentarse a cualquier hora del día o de la noche, ocasionando
incomodidad y despertar frecuentes.
Es
común que el bochorno tenga una duración entre 30 segundos a 5
minutos, comience con una sensación de calor, acompañada de aumento
de la temperatura, especialmente en la parte superior del tronco, la
cara y el cuero cabelludo, seguida de enrojecimiento de estas partes y a
continuación inicio de sudoración, para finalmente terminar con
escalofrío. Todos estos eventos se presentan en esa sucesión, porque
son desencadenados por el aumento de temperatura, y como cualquier otra
circunstancia que lo provoque (ejercicio, fiebre, entre otros) son
una forma en la que el organismo se defiende y estabiliza la
temperatura corporal.31,33
El
signo que a la vez es síntoma, que puede aparecer a continuación es
la irregularidad, solamente una de cada 10 mujeres deja de menstruar
súbitamente, es decir, viene menstruando cada mes hasta que de pronto
deja de aparecer la menstruación. El 90 % restante atraviesa un
periodo de irregularidad que generalmente dura 4 años, hasta que se
han acumulado 12 meses sin menstruación, en cuyo caso se puede decir
que ha pasado la menopausia. Esto resalta el hecho de que la menopausia
constituye un diagnóstico en retrospectiva, de algo que pasó, no
una etapa de la vida. Lo que explica esta ausencia de menstruación es
la falta de producción de hormonas sexuales, que dejan entonces de
estimular el crecimiento y maduración de la capa interna de la matriz
(endometrio), que es lo que se desprende y se elimina como sangrado
menstrual cada ciclo, mientras no hay embarazo, que ya no se descama.33
Como
los cambios en las sustancias químicas que provocan la aparición de
bochornos actúan en otras partes del organismo, se puede decir que en
esta etapa temprana es frecuente también la aparición de taquicardia
y palpitaciones. Se ha encontrado que no menos de una tercera parte
de las mujeres en esta etapa temprana de los síntomas climatéricos,
manifiestan alteraciones en su patrón de sueño que pueden llegar al
insomnio franco. Estos trastornos del dormir se encuentran dentro de
los síntomas que más frecuentemente se mencionan como elementos
causales en la disminución de la calidad de vida.31,33
Aunque
no hay una enfermedad específica en el ámbito psicológico asociado a
la deficiencia de estrógenos, sí se conoce toda una gama de
alteraciones ligada a esta. En Cuba se ha reportado que poco más del
40 % de mujeres en la transición a la posmenopausia cursan con
depresión de grado diverso y que puede presentarse desgano,
irritabilidad e inestabilidad emocional, disminución de apetito
sexual, sensación de inadecuación y nerviosismo; todo esto sin contar
con el rechazo a los cambios en su autoimagen, que llevan a muchas
mujeres a desarrollar una autoestima baja o francamente a perder su
autoestima.
En
este sentido juegan también un papel fundamental dos aspectos: la
confrontación con el envejecimiento y de la mano de esta conciencia,
la posibilidad de la muerte; y por otra parte la actitud del grupo
social al que pertenece la mujer, con respecto tanto al envejecimiento
como a la pérdida de la capacidad reproductiva. Esta actitud de la
sociedad generalmente no es muy favorable, y se suma a la visión
habitualmente negativa que desarrolla la mujer acerca de sí misma, y
magnifica el impacto que los otros síntomas puedan tener.34
En
América Latina el tratamiento de esta temática ha sido escasa, se
podría situar en la década del 90 el inicio del estudio con una
perspectiva sociocultural. Los reducidos datos de los países
latinoamericanos no permiten hacer muchas inferencias, y queda
planteada la cuestión referida a la similitud de los síntomas,
creencias y actitudes que se producen en las poblaciones caucásicas de
los países desarrollados, con respecto a los países de la región.
Recientemente
en un estudio realizado en Ecuador, en un grupo de mujeres de bajo
nivel socioeconómico, se encontró como indicadores más frecuentes la
dificultad para concentrarse, sentimientos de infelicidad o malestar,
dolor de cabeza y síntomas vasomotores. En un estudio realizado en
Venezuela a 2 339 mujeres, se observó que el 83 % tenía síntomas que
se correspondían con el llamado síndrome climatérico, 49,3 % severos;
31,0 % moderados, y el 19,7 % leves.2,35-37
En España según el doctor Rafael Sánchez-Borrego
-director de la Clínica Diatros de Barcelona y miembro de la Junta
Directiva de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia
(AEEM)- se estima que más del 50 % de las mujeres en etapa
climatérica sufre deterioro en su calidad de vida, debido a los
cambios que se producen durante la perimenopausia. Aparecen las
alteraciones menstruales y se manifiestan de forma más evidente los
síntomas característicos del síndrome climatérico: alteraciones
neurovegetativas con síntomas vasomotores de sofocos, cambios de humor,
sudación e insomnio, pueden presentarse síntomas a nivel
genitourinario, como atrofia y sequedad vaginal, cambios en su
sexualidad, así como aparecer algunas patologías que se deben
prevenir, son las más frecuentes la osteoporosis y la enfermedad
cardiovascular.38,39
Se
ha reportado una frecuencia alta de dolores articulares y musculares
asociados a la falta de estrógenos; muchas veces se pueden
demostrar. Ahora se conoce que es probable que estos síntomas se
deban a la repercusión de la falta de hormonas sexuales sobre el tejido
conectivo y músculos del cuerpo. Estos dolores habitualmente
desaparecen una vez que se inicia el tratamiento hormonal. Al menos
una de cada dos mujeres sufre por la atrofia de sus genitales,
manifestada por adelgazamiento del recubrimiento de la vagina, que
además se estrecha y acorta. Los labios mayores y los menores se
adelgazan y encogen y el clítoris se expone más de lo habitual,
disminuyendo su sensibilidad también. La uretra dirige su apertura
hacia abajo y atrás como consecuencia de esta atrofia, lo que la
vuelve más susceptible de infectarse, al igual que la vagina. Estos
cambios, combinados con la resequedad vaginal, hacen que la relación
sexual se vuelva una experiencia dolorosa y muchas veces traumática,
deteriorando aún más la calidad de vida de la mujer que sufre estos
cambios sin recibir atención.40
Como
la parte final del aparato urinario se forma en el embrión femenino
de la misma estructura que da origen a los genitales externos,
depende como estos, de estrógenos para mantenerse en buenas
condiciones y sufren atrofia cuando faltan. Una de las primeras
manifestaciones urinarias es que aumenta la frecuencia con que la
mujer tiene que orinar, particularmente aumenta el despertar nocturno
para vaciar la vejiga, ya que disminuye su capacidad. Las
estructuras que dan continencia se debilitan y responden menos bien a
los estímulos normales, lo que favorece la aparición o acentuación
de incontinencia urinaria de esfuerzo, es decir, la pérdida
involuntaria de orina al toser, estornudar, reír, cargar algo o algún
niño, a grados que pueden alterar el estilo de vida de alguien, que
pudiera dejar de hacer ejercicios o de bailar, para evitar estos
escapes de orina.31,33
Otro
órgano que expresa el efecto a mediano plazo de la carencia de
estrógenos, es la piel. Normalmente los estrógenos intervienen en el
balance de la producción de colágena que permite la hidratación de la
piel y se expresa en la tersura de esta. Como consecuencia de su
deficiencia la piel se adelgaza, se vuelve frágil y quebradiza, se
atrofian y se acentúan las líneas de expresión, dando origen a las
arrugas, particularmente alrededor de los ojos y boca y en la cara
anterior del cuello, lo cual cambia además de apariencia por atrofia
del músculo platisma, que separa sus ramos musculares. Estos cambios
reafirman la percepción negativa que tiene la mujer de su autoimagen,
alterando aún más su estado emocional.33
Algunos
cambios que no se ven ni se sienten en esta etapa, preparan el
camino para la aparición de las consecuencias a largo plazo de la
deprivación de estrógenos. Es así que se modifica en forma
desfavorable la concentración y proporción de grasas en la sangre,
aumentando el colesterol "malo" y disminuyendo el "bueno" lo que se
traduce en mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Asimismo es
en esta etapa en la que se presentan con más frecuencia enfermedades
como la presión arterial elevada, la diabetes, que aunque no son
causadas por la falta de estrógenos, esta situación hace más difícil
controlarlas y se vuelven así más riesgosas. La enfermedad
cardiovascular en Venezuela es la tercera causa de muerte entre los
25 y 44 años, y es la primera causa de muerte por encima de los 45
años. Las mujeres tienen una probabilidad seis veces mayor de morir
por un infarto cardiaco que por un cáncer de mama. La enfermedad
cardiovascular, constituye la primera causa de muerte femenina en
España. En Cuba las cinco primeras causas de muerte son las
enfermedades del corazón, los tumores malignos, la enfermedad
cerebrovascular, la neumonía y los accidentes.2,33,38,41
Otro
órgano que es afectado por la falta de estrógenos y que no produce
síntomas francos hasta que se expresan sus consecuencias, en este
caso las fracturas, es el esqueleto, que desarrolla osteoporosis
hasta en 4 de cada 10 mujeres posmenopáusicas sin tratamiento. La
osteoporosis es un trastorno de deterioro de los huesos, por una pérdida
excesiva del tejido óseo. Esta pérdida de masa ósea aumenta la
susceptibilidad a las fracturas y microfracturas. Es un problema de
salud pública mayor, debido a que estas imponen severas restricciones
a la calidad de vida y en el caso de fracturas de las caderas,
aumentan el riesgo de mortalidad.33,39
Todos
estos síntomas y signos tienen remedio y mucho del daño ocasionado
puede detenerse y hasta revertirse, ya que cada mujer puede influir
en cómo vive su futuro informándose y tomando parte activa del
cuidado de su salud, siempre orientada por su médico.
En
las últimas tres décadas se ha avanzado mucho en cuanto a mejorar su
salud con múltiples opciones, entre las cuales figura el uso de la
terapia hormonal de reemplazo (THR); mecanismo que restablece el
nivel de estrógenos en el organismo femenino que carece de estos, a
fin de recuperar el equilibrio endocrino perdido y disminuir o eliminar
las manifestaciones dependientes de esa insuficiencia, erradicando
síntomas y signos climatéricos y previniendo la osteoporosis, la
cardiopatía isquémica y la enfermedad de Alzheimer.27,30,39
Los
primeros intentos fueron llevados a cabo con estrógenos solamente,
pero se comprobó que esta terapia única se asociaba al desarrollo de
hiperplasia y adenocarcinoma endometrial por lo que continuaron los
estudios hasta que en los años 70, se publicaron varios artículos que
recomendaban el uso de tratamiento combinado, estrógenos con
gestágenos, para prevenir el riesgo del cáncer endometrial.
Las
vías de administración de la THR han sido ampliamente difundidas,
pero por mucho tiempo su uso dependerá de la preferencia y estado
físico de la paciente, así como de la experiencia del galeno, quien
escogerá la que mejor se adapte a la usuaria e incluso buscará otras
modalidades, hasta encontrar la más adecuada, que puede ser: oral,
parenteral, transdérmica (parches, implante) y local (cremas y
óvulos). Para prevenir los llamados efectos secundarios de dicho
tratamiento, se deben realizar chequeos periódicos que incluyen
examen clínico, pruebas funcionales hepáticas, lipidograma,
ultrasonografía transvaginal y medición del grosor endometrial.
Anualmente y mientras dure la terapia se realizarán mamografías. La
THR se debe usar durante el menor tiempo posible con la dosis eficaz
para aliviar los síntomas.30,40
Las
pautas de tratamiento son variables. Los estrógenos se administran
con dos tipos de formulación, continuos o cíclicos. Este último se
caracteriza por la existencia de intervalos libres de tratamiento de
duración variable. Actualmente los estrógenos suelen darse de forma
continua, ya que su administración intermitente puede provocar
síntomas vasomotores durante los días de descanso.31
Cuando
está contraindicado el THR son recomendados los fitoestrógenos,
compuestos químicos naturales derivados de ciertas plantas. Tienen
actividad estrogénico y en algunos casos, actividad antiestrogénica o
antiandrogénica en animales y humanos. Los dos grupos más
importantes encontrados en la alimentación humana son las isoflavonas
y las lignonas. Las primeras se encuentran en la soja, frutas
cítricas, piel de la uva y el vino; las segundas en los granos
enteros, linazas y ciertos frutos y verduras. Las isoflavonas también
tienen propiedades antioxidantes y se han estudiado por su efecto
aterogénico en los lípidos de la sangre.42
En
un estudio realizado en Cuba, a 520 mujeres que asistieron a la
consulta especializada del Policlínico de Especialidades del Hospital
Provincial Saturnino Lora en el 2002, con síntomas climatéricos, a
las que se les aplicó THR según su esquema hormonal óptimo, tan solo
el dolor óseo no decreció sustancialmente, pues aunque lo hizo en 7,4
%, la proporción resultó baja en comparación con los demás síntomas;
sin embargo, conviene recordar que su presencia está muy relacionada
con la osteoporosis, en cuya aparición intervienen otros importantes
factores y no exclusivamente el déficit estrogénico, entre estos se
encuentran: hábitos tóxicos, sedentarismo, utilización de
determinados medicamentos como los esteroides, y aspectos
nutricionales que pueden condicionar una deficiente formación ósea,
pues aunque se atribuye un efecto protector del hueso a la THR
empleada a largo plazo, no restituye la masa ósea perdida; de ahí que
este hallazgo sea perfectamente comprensible.30
La
fémina que llegó a la menopausia en los inicios del siglo XXI, puede
aspirar a que su vida se prolongue poco más del primer cuarto de
esta centuria, y además mantenerse libre de osteoporosis, con bajas
posibilidades de enfermedades cardiovasculares y muy escasas
molestias urogenitales y sexuales.30,39
CONSIDERACIONES FINALES
De
forma general, el conocimiento de los elementos esenciales del
climaterio y la menopausia, permite mirar con optimismo el futuro de
las mujeres climatéricas, y confiar en que durante la menopausia es
posible mantener una buena calidad de vida.
Para
esto es imprescindible seguir las pautas orientadas al control de
los factores de riesgo que pueden llegar a desencadenar trastornos
importantes: realizar ejercicios físicos, suprimir hábitos tóxicos,
controlar la obesidad, evitar la hipertensión arterial, controlar el
colesterol y los factores de riesgo para la osteoporosis, así como
tener en cuenta el tratamiento hormonal sustitutivo (THS), si se precisa
de su empleo.
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