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La educación empieza pronto

















Educar requiere paciencia y poder mostrar las alternativas de
comportamientos más efectivos, lo que se logra con la propia actuación
de los padres, la adecuada comunicación con la niña y el niño, y la
 exigencia justa.



De hecho, la educación empieza, o debe empezar, pronto, en todos los
aspectos, y no es educación solamente saber saludar, comer, o estar
tranquilo delante de la visita. Educación es también enseñar al niño o a
la niña, todas las reglas de higiene y organización indispensables en
la vida.



El hábito, por ejemplo de lavarse las manos y la cara antes de ir a
la cama, si es que el baño se ha hecho antes; el lavado de los dientes,
 la atención de la ropa, libros y mochila si ya está en la escuela.
Detalles que parecen insignificantes, pero que crean hábitos
fundamentales para el futuro, mucho más cercano de lo que se piensa.



Criar y educar a los hijos desde los primeros balbuceos y los
primeros pasos hasta los preceptos morales que lo convertirán en una
persona integra y decente, es una gran responsabilidad que se asume
desde un mando y una autoridad justa.



Pero esa potestad no significa que se castigue todo el tiempo y que
constantemente se recuerde ante la familia que se tiene esa atribución.
La autoridad de los padres, no es más que el reflejo de la conducta
afectuosa que en la vida lleven estos y que hace que la jurisdicción de
una y otro sirva no sólo de guía, sino para desarrollar cualidades de
civismo en el menor.



El/la infante aprende por imitación y revierte los ejemplos
recibidos. De ahí la importancia de actuar con seguridad,
reflexivamente, a fin de no tener que contradecirnos y vernos forzados a
“volvernos atrás”.



La firmeza y la dulzura consiguen más del menor que el recelo, el
insulto y la humillación. Con esos lastres crecerá perdido,
desvalorizado como ser humano, sin saber decidir entre lo malo y lo
correcto.



No se puede esperar acatamiento y actitudes respetuosas, si se le ha
acostumbrado a la rudeza y el gesto hostil. Claro que  la pequeña como
el pequeño necesita disciplina, límites y una guía, solo que estas deban
aplicarse sin violencia y sin rigidez mental, primando el razonamiento y
la comprensión.



La educación en la niñez  tiene un valor preventivo, pues permite
detectar posibles desviaciones del desarrollo e influencias negativas en
la vida familiar, facilitando su  atención social. Niña y niño deben
descubrir en el ejemplo cotidiano y la razón lógica, que las necesidades
y deseos personales solo pueden cumplirse si se conjugan con las de los
demás.






Por: Marilys Suárez Moreno


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