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Presencia de la abuela



 







Emma vive rodeada de familia. “Somos siete en el núcleo: mi hija, su
esposo y los tres hijos de ambos, así como una hermana adolescente de su
pareja. Demasiada gente y me siento sola. Los muchachos apenas me miran
y si lo hacen es para decirme alguna barbaridad; y los mayores están
muy ocupados con su trabajo y sus cosas para dedicar tiempo a esta vieja
de casi 75 años. La mayor parte del tiempo la paso oyendo novelas por
radio y tejiendo, eso me entretiene”.



La presencia de la abuela se hace siempre más importante en la casa
de los hijos cuando empiezan a llegar los nietos. Abuela materna o
paterna, ambas tienen sus problemas diversos, pero de parecidos
resultados. Para evitar la mayoría de ellos conviene establecer ciertas
premisas y delimitar los campos de influencia.



Es cierto que la presencia de la abuela puede ayudar a resolver
muchos apuros, rellenar muchas lagunas, servir de colchón simbólico y a
veces real para atenuar las dificultades de los pequeños. Pero no es
menos cierto que si la abuela no sabe controlar sus límites irrita a la
nuera y hasta a la hija con los consabidos consejos: “Yo hacía eso así”.
“En mis tiempos eso no se hacía” y toda una serie de frases hechas que
nada explican y demuestran que la abuela, aunque sea relativamente
joven, no se ha dado cuenta de los infinitos cambios que ha dado el
mundo en estos últimos tiempo, no solo en el aspecto social sino en el
científico.



Las parejas jóvenes que están batallando con los problemas normales
de la inexperiencia o de su propia separación en algunos casos,
requieren del apoyo y la sabiduría de los abuelos; pero si estos quieren
ayudar verdaderamente, harían bien en reservar sus opiniones para
cuando se la pidan. Entonces sus ideas pueden ser discutidas, no como
resoluciones ya formadas, sino como sugerencias capaces de ser adoptadas
o descartadas por sus hijos.



La ayuda material y moral que una abuela puede prestar es infinita,
pero toda mujer debe prepararse para asumir el sol de abuela con el
mismo interés con que se preparó para la maternidad. Solo así se logrará
una armonía eficaz, beneficiosa para todos y en especial para los
nietos o nietas que, instintivamente será en ella en la que buscarán
refugio cada vez que se encuentren necesitados de una comprensión
infinita lograda, más que nada, por la calma que dan los años.



Algunas mujeres temen a esa etapa como a una enfermedad, no obstante,
se puede disfrutar de una ancianidad satisfactoria si vivimos en un
ambiente seguro, hay buenas relaciones familiares y sociales, atención
de la salud y, psicológicamente se goza de la aceptación de los demás.
La estimación y el respeto a la dignidad humana, son elementos
determinantes para la vida familiar y la participación activa en la
sociedad.



Con una expectativa de vida de 79 años y casi un 20 por ciento de la
población cubana con 60 años o más, Cuba se ubica entre las naciones más
envejecidas del mundo, lo cual implica que el desvelo por  abuelos y
abuelas se oriente no solo hacia la protección de la salud y la
seguridad social, sino a la existencia de  un entorno familiar afectuoso
y solidario en el que imperen no solo el cuidado a sus necesidades,
sino también el respeto, ternura y la dignidad que merecen sus canas.



De hecho, cuando se conviene con niños y jóvenes de diferentes edades
y criterios, los padres deben enseñarle con palabras y ejemplos, que
los  abuelos y en general todas las personas mayores,  deben ser
respetadas y no permitirles una frase desdeñosa, una mala contestación o
un gesto de burla hacia ellos. Disfrutar del respeto, el amor y la
atención de sus seres queridos, es algo que las personas mayores valoran
como muy necesario en esta hora en que los pasos se tornan cansinos y
el rostro rugoso.



No puede olvidarse que abuelos y abuelas constituyen el vínculo vital
de la continuidad familiar. Son ellos y ellas quienes trasmiten a sus
nietos(a) tradiciones familiares y expectativas, además de cariño y
cuidados, porque poseen la experiencia que los capacita. También ofrecen
continuidad de comportamientos, maneras de sobrellevarse que son
familiares para el niño o el adolescente, que necesita a los padres
tanto como a los abuelos, por distintas razones



Los niños tienden a escuchar y a adaptarse fácilmente a los ancianos.
Pero al ofrecer esta continuidad, estos harían bien en recordar que los
menores asimilan más a través de la imitación que de consejos.








Por: Marilys Suárez Moreno


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