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Un conversatorio sobre Ana Cairo Ballester









La autora de libros tan reconocidos como Vida y obra de José Martí (1990) y Bembé para Cimarrones
(2005), Ana Cairo Ballester, fue agasajada el  jueves en el Pabellón
Cuba, una de las sedes del XXIX Festival Internacional del libro de la
Habana.

En un conversatorio guiado por la Premio Nacional de Literatura
Margarita Mateo  y el Premio de Investigación de la Universidad de La
Habana, Leonardo Sarría, participaron familiares, exestudiantes y
excolegas de la fallecida intelectual.

Ana Cairo, como siempre fue reconocida dentro de la Universidad, es
una de las figuras a la que se le dedica este importante evento
literario en que por vez primera  se consagra a una persona  fallecida.

Sobre ella se disertó muchísimo. Mateo recordó la improvisación de
sus intervenciones, su paciencia investigativa y su gran capacidad para
relacionar: “De ella siempre recordaremos su voluntad integradora, sus
grandes dotes como escritora y conferencista. Además, su gran aptitud
para el magisterio que la convirtieron en una de las profesoras más
importantes durante 46 años dentro de la Universidad”, acotó la crítica
literaria.

Por su parte Sarría fue el encargado de leer las palabras de Marlen
Domínguez, profesora  titular de la Facultad de Artes y Letras (FAYL)
que durante años trabajó junto a ella: “Ana Cairo fue un pilar dentro de
la FAYL por su aporte a la cultura y a la literatura cubana. Su
capacidad de querer la hacía muy cubana, nunca la vimos olvidar su lado
humanista,  pues la caracterizaba su vocación de servir y de ayudar a
que las personas encontraran su camino.



“Siempre estaré agradecida de ella pues le debo en lo profesional y
en lo personal todo el apoyo que supo brindarme. Tras su muerte no sólo
dejó un hijo, sino a muchos retoños fruto de su magisterio”, concluyó
leyendo  el poeta y ensayista.

Para terminar el encuentro  los invitados intercambiaron anécdotas y
experiencias de vida sobre Ana Cairo. El propio Leonardo Sarría definió
las clases de la ilustre profesora  como una fiesta, donde los presentes
se enteraban de los hechos más insólitos de las personalidades y
detalles pocos difundidos sobre determinados sucesos.

“Era muy generosa, compartía el saber, lo regalaba todo el tiempo.
Era un archivo viviente, con su muerte se ha clausurado una parte del
conocimiento de la cultura cubana, subrayó.

 http://www.mujeres.co.cu/art.php?MTIwODY=



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